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27 jul 2016

Cuando Harry encontró a Sally

Me gusta la manera que tienes de mirarme, antes de rozar el cielo, que son tus labios maquillados de ganas todos estos años.
Tu manera de tocarme el alma y destrozarme el corazón,
pero también tus curvas y tus risas.

Me gusta tocarte y tu cuerpo erizado, rozando el mío.
Las canciones diciendo todo aquello que no nos atrevemos a decir
entre besos y abrazos.

Me gusta Salinas pero aún más en el Retiro y tú y yo dos sombras, queriéndose abrazar,
arrojándonos sobre proas, sobre alas.

Me gusta cuando callas y también cuando no paras de hablar y mi mirada se pierde en tus ojos, en tu cuerpo, en ti.
Porque también me gusta mirarte y decirte lo bonita que estás cuando estoy, que sonrías y te de vergüenza por lo tonta que soy.

Me gusta tanto que me gustes y me aterra a la vez,
que me traga la pena, el horizonte de sucesos que somos tú y yo,
perdidas por Madrid.

Me gustan los adiós, con llegada a un hasta pronto sin fecha de salida,
porque desprenden esperanza de, que puede ser y que ojalá así sea,
que no nos olvidaremos.

Y aunque me queme el alma las despedidas,
y toda esta incertidumbre,
todas estas ganas,
me gustas.

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