Eres la felicidad hecha persona,
la fuerza, el coraje y la inteligencia.
La mujer de mi vida,
mi ejemplo.
El abrazo más sincero,
el amor puro
y único.
Eres las lágrimas,
de risa y también de dolor.
Mi apoyo más grande
y verdadero.
Eres el rayo de alegría
en los días oscuros,
en los días tristes.
Y todos los días,
porque tú...
Eres alegría.
Eres tú,
y sólo tú.
Y nunca tendré palabras
suficientes
para definir ese tú.
Gracias por todo,
todos estos años
y por muchos,
muchos,
muchos más.
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