Bendita incoherencia
el querer más al que nos pasa
que al que se queda pensándonos,
al que se queda preocupándose,
al que se queda.
"Queremos que nos quieran
pero no nos dejamos querer".
Y aquí estoy,
con una bofetada de injusticia
que me acaricia las mejillas,
mientras se descojona de mi,
una vez más.
Entre medidas de copas
finitivamente aditivas,
que restan probabilidad
a toda mi cordura.
Y así voy, borracha.
De ti,
de todo lo que nunca seremos
y de todo lo que eres tú sin mi.
Aquí, con los pulmones negros
de historias que contaré
al montón de hojas sueltas,
que piden a gritos de tinta,
que les hable de ti.
Aquí, con la cabeza agachada, triste.
Muy triste.
Nunca me quejé de esta soledad
abrumadora pero ahora me duele
y no hay nadie.
Soy de las personas que se van sin despedirse. Y de puntillas.
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