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3 jul 2015

Sobre el amor y otras penas.

Pienso y escribo. Y no sé si nos pensamos.
O sólo jugamos, como siempre. 


Sobre el amor y el siempre, sobre la eternidad.
Yo lo he visto, he visto el siempre en bolsillos rotos, en cuadernos sin acabar, en cartas pasadas por el tiempo. En una familia, en dos personas, en dos pilares.
Lo he visto en cada historia muda que suena cuando se miran, cuando la miras con esos ojos grises a punto de estallar. Y la emoción te envuelve la voz cuando respondes "Y mucho más" a la pregunta de "¿La quieres cómo la primera vez?".
La nostalgia, el deseo, la ilusión, el amor. Todo eso que una vez llegó a vosotros y que aún no ha parado de crecer. Sois historias, las vuestras. Vuestro pequeño mundo eterno y sólo vuestro. Lleno de rosas con o sin espinas, piedras y miles de obstáculos que no han podido con todo eso que un día decidisteis construir. Y seguís construyendo. Y eso, es precioso.

Lo he visto quedarse, sí. Pero también irse, nacer en el estómago y marcharse a fuego lento ardiendo poco a poco con el paso del tiempo. Hasta cicatrizar, hasta desaparecer.

Y sabes, no me he parado a entenderlo.
No sé si quiero, sólo sé que existe.

Y desde que te sé, necesito saberte más y saberlo menos.