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29 jun 2015

De martillo

Hablemos.
Hablemos de incertidumbres que pasan por las venas, de parches anclados al pasado. Y pasan.
Hablemos de dolor como si de una herida que cicatriza se tratase, de invasión de espacio al bienestar, de agujeros negros de soledad, como la de los números primos. De vacío.
Hablemos de corazones rotos, de insensatos pedazos que se ahogan en un mar de lágrimas. Y todo sin decir nada.
Hablemos de confianza y de pérdidas. Pero nunca si las dos van de la mano.
Hablemos de paz sin recurrir a la guerra, con treguas. Sin banderas blancas, sin palomas angustiadas en jaulas.
Hablemos de quién quiere caminar si se puede volar. Hasta el infinito y más allá de otro infinito.
Hablemos de profundidades, de la profundidad del mar o de las personas. Veamos más allá de lo que se ve, de las cosas obvias que nos rodean.
Hablemos de amor sin hacerlo, sin hacernos. De tus labios sin ser mios, de clausuras de olvido.
Hablemos de huidas, de desarraigadas huidas que dejan mucho más que un sonoro portazo.
Puertas que no volverán a abrirse, ni yo con ellas.

Por eso de tantas puertas cerradas, no sé si reciclarme o tirarme por la ventana. 

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