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29 jun 2017

Transición al caos por duplicación del fenómeno

Estoy rota. Y ojalá estas hojas me sirvan para romperme más.

Aquí el mar se escucha desde la profundidad de la noche.
Las olas llenan de blanco la arena negra como una hostia la luna del estío, entre el labio del cielo y el del mar. El último coche se fue hace un par de minutos, está todo por el suelo y el bullicio de la fiesta retumba en las paredes vacías de vida como estelas sin luz.
Miro al horizonte y cuchillos de pensamientos se abalanzan sobre mi espalda, sobre mi cabeza.
Ahora son mis lágrimas las que llenan los recovecos de esta soledad que supone estar rodeada de gente y sentirse sola. La piel erizada de tener la suerte de no saber nada y entenderlo todo. Tengo una pasión incontenible en un vaso medio vacío y aún así, me ahogo. Peino la ansiedad con una flor, ato los cabos y me dejo suelto los cordones para tropezar y ver con quién me encuentro en el suelo, para ver quién me rompe ahora un poco más.

Estoy rota y qué más da todo este montón de hojas.

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