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13 sept 2016

Kaos

Sobre todo y sobre nada. 
Diferente. 
No pretendo entendimiento 
pero perdonad por la siguiente basura. 



Te has ido,
como todos,
como todas esas personas
que terminan alejándose.

Todo vuelve, me decía una incógnita.
Y yo empecinada constantemente
en la negativa pero sí, llevaba razón.
Muy a mi pesar.

                             T o d o   v u e l v e

Te has ido
y quizá podría decir
que la que muerde la piedra ahora soy yo
pero lo único que me muerdo es la lengua
cuando no me atrevo a gritar a los cuatro vientos
que.

Me apena, sí.
Pero más pena no sentir el dolor
correspondiente o no poder sentir(te).
Aquí, cerca.
Y no tan lejos.

Te has ido
y como eso que dicen las canciones,
"Quizá la utilidad del pasado está en dejarlo atrás"
esas letras que dicen mucho
y "qué bien que te pusiste en medio"
porque "no sería lo mismo imaginarte
que poder estudiar con detalle".
Y tanto, valió la pena la espera.
Qué bien.

Te has ido
y quizá no está tan roto uno como se piensa
o pienso,
hasta que sin querer pasar página,
te vas a las anillas
y te encuentras dándole vueltas a todo.
Quizá eso ya pasó.
Y no te has dado cuenta,
no me he dado cuenta.

Pero me asombra esta pasividad
que me ocasiona la incertidumbre.
Me apena, de pena.
Mucho, quizá más de lo que no debería
pero igual es a esto a lo que llaman acostumbrarse.
Que después de tanto calvario,
te acostumbras a sentir el dolor
que producen las despedidas.
Y qué pena.

Te has ido,
y no era tu intención.
Tampoco la de quedarte, imagino.
Pero sigues en el lado izquierdo del pecho.

Te has ido
y quiero que sepas que,
"lo que pudo ser y no fue"
empezó contigo y sigue siendo
contigo.
Pero también conmigo,
porque he sido muy de imposibles siempre,
dejando los posibles para que sean felices.
Todos y cada uno de ellos
y me alegro por esos corazones
que ahora vuelan,
felices.
Imagino, también.

Te has ido
y los "te quiero" no han sido
el papel higiénico de las palabras.
No esta vez.

Te has ido
y sólo espero que no sigas enfadada
conmigo.
Y me entere la próxima vez.

Te has ido
y no llegué en el mejor momento.
Quizá ese sea mi signo característico.

Te has ido,
sin hacerlo,
como siempre.

Y estás ahí,
estás aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puedo sentir ese dolor tan adentro que apenas puedo llegar a describir lo que siento.
Imaginas coger un puñado de cristales rotos y cerrar el puño?
Aferrar a lo idílico que en ello se queda, se despedaza en tus manos quedándote la esencia que solo ella tiene.
Que estar sin estar y cuando está, no está.
La vida queda en ese otro puño levantado, por hacer todo lo posible y por sentir que los cristales es el mejor rasguño por hacer lo que se siente, siempre.